Con objeto de abrir el corazón y cultivar los más bellos sentimientos hoy practicamos una bella meditación amorosa. De la misma manera que la luz acaba con la oscuridad, tenemos que potenciar lo mejor de nosotros mismos para ir erradicando lo peor. Baba Shivananda de Benarés, siempre decía: “La flor más maravillosa es el amor, pero florece en muy pocos jardines”. Podemos ir consiguiendo que en nuestro jardín vaya floreciendo a través de un cambio de actitud, a través de un mayor discernimiento y a través de prácticas mentales y emocionales que sensibilicen la mente y ayuden a llenar de compasión nuestro corazón. Vamos a esparcir nuestros pensamientos de amor como pétalos en todas las direcciones, hacia nuestra familia y amigos, hacia nuestros profesores y compañeros, hacia aquellos con los que no nos llevamos tan bien y hacia aquellas personas que aún no conocemos.
Vamos a enviar nuestros buenos deseos también hacia nuestras mascotas, animales del mar, del cielo y de la tierra, hacia los árboles y plantas, hacia todos y cada uno de los seres que habitan nuestro planeta.
Que haya amor en el mundo….
Que haya paz,
Que haya paz,
Que haya paz.